Planificación, reorganización y expectativas

La semana pasada hicimos trabajo de forma consciente sobre cómo utilizamos el tiempo y cómo priorizamos las actividades, para así poder decidir de manera activa.

Vimos cómo muchas veces funcionamos por inercia, y podemos repetir una y otra vez acciones que no tienen el resultado que buscamos.

Sin embargo, continuamos con la actividad, ya sea por hábito o porque no nos hemos parado a comprobar si realmente nos importa o si es eficaz.

Pues bien, después de ver cómo está nuestra agenda ahora mismo, vamos a ver cómo decidir sobre aquello nuevo que queremos introducir.

Para empezar, vamos a comprobar que no estemos funcionando igual con aquello que nos hace ilusión, necesitamos o nos conviene incluir en nuestra vida.

Es decir, comprobar si simplemente la mantenemos en nuestra cabeza por hábito, por inercia, porque vive ahí, como los típicos: “este año me apunto a inglés seguro”o “voy a hacer ejercicio mínimo dos días a la semana” etc.

Así que, ante eso que quieres incorporar a tu rutina lo primero pregúntate por qué y para qué quieres incluir algo más en tu agenda.

Quizás porque está desequilibrada (muchos deberes y poco tiempo libre, o tal vez lo contrario), o quizás porque al reorganizar tus prioridades han surgido nuevos deseos o necesidades…

Ahora con cada una de las novedades que quieres, deseas o necesitas incluir pregúntate por qué y para qué quieres incluirlas utilizando las mismas tres preguntas que os planteaba en el primer artículo:

1. ¿Qué consigo, a qué me acerca a mi como persona en la vida esta actividad? ¿qué consigo más allá del primer beneficio o resultado inmediato de hacer la propia tarea o actividad?

2. ¿Cómo de importante es para mi eso que quiero conseguir? recuerda que puedes valorarlo por ejemplo del 1 al 10, y siempre teniendo en cuenta el resto de actividades que hay ya en esa escala.

3. ¿Con esa actividad consigo eso que persigo? ¿Es una forma eficaz y eficiente de conseguirlo o hay otra manera de conseguir lo mismo con menos tiempo y esfuerzo?

Con todo esta información ya tienes materia suficiente para empezar a trabajar en la planificación y reorganización de tu tiempo.

Pero nos falta hablar de las expectativas.

Una cosa es lo que imaginamos que nos va a aportar algo, y otra la realidad, y no siempre van de la mano.

Por lo tanto recuerda hacer este ejercicio después de un tiempo con tu nueva agenda, para comprobar si las tareas o actividades cumplen las expectativas.

La vida cambia y nosotras con ella, por eso es necesario reorganizar tus prioridades y tu agenda de manera eficaz, eficiente y coherente con quien eres y con cada etapa de tu vida.

De las trampas y zancadillas a una misma

Para las que ya os habéis descargado la guía ya sabéis de que os hablo.

Además, en ella disponéis de ejercicios para detectar en qué te lo pones difícil a ti misma.

Para las que aún no lo han hecho, podéis descargarla GRATIS suscribiéndoos a la Newsletter de Inquietas e Inconformistas 🙂

Pero haciendo una pequeña introducción, os diré que se trata de detectar aquellas trampas que nos ponemos a nosotras mismas, y nos encadenan al estrés cotidiano.

Como por ejemplo, felicitarnos a nosotras mismas por haber hecho ochocientas cosas en un solo día.

La semana que viene, y como cierre de este bloque, hablaremos del estilo de vida que hemos adoptado, sus desventajas y alguna recomendación para sacar el máximo partido a cada día.

Mientras tanto podéis ir haciendo limpieza mental de esas cosas pendientes que habitan, aparentemente perennes, en vuestras cabecitas.