Como dice el primer paso de la guía (que si aun no la has descargado puedes hacerlo uniéndote a la Newsletter de IeI) EL TIEMPO ES LIMITADO, SÉ REALISTA.

Lo sé, es muy obvio, pero en la práctica no lo parece tanto.

Y este es precisamente el primer punto que abordamos, porque cuando hablo con vosotras es una de vuestras principales preocupaciones.

“No llego a todo”, “No me da la vida”, “No tengo tiempo para mí” o “No consigo conciliar mi vida personal y profesional” son algunas de las frases que he escuchado de manera recurrente.

Y no es para menos. Ya lo parafraseaba John Lennon en una canción: “La vida es eso que te pasa mientras tú haces otros planes”.

En ese planificar e intentar llegar a todo, una mira para atrás y ve que lleva cinco años diciendo este año lo hago sí o sí, pero tampoco ocurre…

A mi también me pasa. Hay cosas que quiero incluir en mi día a día, que me encantaría, que las necesito, quiero, deseo, o que sé que me vendrían genial, pero no consigo hacerles un hueco.

Y ¿qué hago?

Bueno, pues lo primero es ser realista con el tiempo que tiene un día y no ponerme trampas a mi misma, y lo segundo es ser honesta respecto a para qué estoy utilizando el tiempo.

Para ello hay que repasar el uso que haces de tus minutos, y comprender tu forma de priorizar.

Por un lado, pregúntate ¿en qué invierto mi tiempo? ¿qué tiempo creo que uso de manera provechosa? ¿por qué lo creo?,

Es decir ¿qué es lo que me aporta?¿para qué me sirve y qué evidencia tengo de que es provechoso?

Por otro: ¿en qué lo pierdo?

Cuando sientas que estás perdiendo el tiempo pregúntate:

¿qué me está aportando esto que estoy haciendo ahora mismo?¿estaría más contenta/satisfecha haciendo otra cosa?¿qué podría hacer que fuera de provecho?

Cuidado aquí con el tiempo de descanso.

Muchas veces llamamos “no hacer nada” a descansar, y el tiempo de descanso es absolutamente necesario para estar sanos y para poder sacarle el máximo rendimiento al tiempo que estamos en activo.

Lo que sí puede ocurrir es que debas reorganizar y planificar ese tiempo de descanso, y de esa forma pasará a tener su lugar y su sentido y por lo tanto será tiempo de provecho.

Pero imagina que después de hacer todo esto sientes que haces todo bien, que no pierdes tiempo.

A veces una mira su calendario y piensa que no puede quitar ni poner nada, pero tienes esa sensación de desequilibrio, y de estrés. De estar desorganizada, de que faltan o sobran cosas. Sobre todo de que te faltan horas ¿a que sí?

Entonces es necesario pasar a comprender nuestra priorización.

Esto va un paso más allá de si aprovechamos o no el tiempo, si no de preguntarnos tres cosas:

1. ¿Qué consigo, a qué me acerca a mi como persona en la vida esta actividad? A sentirme mejor profesional quizás, a sentirme más útil, a ser mejor madre, hermana, hija… ¿qué consigo más allá del primer beneficio o resultado inmediato de hacer la propia tarea o actividad?

2. ¿Cómo de importante es para mi eso que quiero conseguir? Puedes valorarlo con una escala, pero es importante que cada actividad que estés cuestionando la coloques (imaginariamente claro) en la misma escala. Dibújalo si te es más fácil.

3. Haciéndolo de la manera que lo haces ¿consigo eso que persigo? Es decir ¿es eficaz? Y ¿es una forma eficiente de conseguirlo o hay otra manera de conseguir lo mismo con menos tiempo y esfuerzo?

Cogiendo una a una tus tareas agendadas, y respondiendo a estas preguntas empezarás a ver cómo estás priorizando.

Qué cosas son realmente importantes para ti, y sobre todo si lo estás haciendo de la manera más eficaz y eficiente posible, y por lo tanto tendrás la oportunidad de mejorar tu productividad personal y laboral.

La semana que viene seguiremos completando este tema de gestión del tiempo y el estrés hablando de la Planificación, reorganización y expectativas. 

Mientras tanto, si eres de las que va a toda velocidad y llevas tiempo con la sensación de que no llegas a todo, ponte en marcha y decide activamente con qué, para qué y por qué llenas tus días.